Estos días de nada en Curitiba, deprimentes porque el Mundial ya se ha acabado para España, únicamente tienen sentido a partir de las palabras de Xabi Alonso en la zona mixta de Maracaná.
El centrocampista se alejó aún más del resto del grupo cuando aseguró que había faltado hambre y que mentalmente no estaban preparados para asumir la reconquista de la corona. Unas palabras que molestaron mucho en el vestuario por mucho y que pocos comparten por el momento, pues el resto de pesos pesados mantenía un discurso similar después del desastre.
Xabi Alonso dejará la selección después del Mundial, uno de los que estaba en la lista de posibles salidas y que ya tiene decidido que abandona. Campeón de dos Eurocopas y un Mundial, se ha pasado media carrera en el equipo nacional y se planta con 113 internacionalidades y 16 goles, notable trayectoria pese al cuestionable rendimiento que ha dado en Brasil. Alonso, como el resto de jugadores, no ha estado a la altura y asume el fin de un ciclo a partir de una derrota, dolorosa por lo bonito que ha sido todo.
«Normalmente los finales de ciclo acaban con una derrota. A lo mejor hay que pensar en hacer cambios», recomendó el madridista después del patinazo contra Chile. «Ha sido un fracaso inesperado. No hemos sabido mantener ese hambre y probablemente la cuota de éxito estaba agotada. Mentalmente no estábamos preparados y físicamente muy justos. La cuota de éxito estaba probablemente agotada», sentenció.
No gustaron nada esas reflexiones en voz alta y le distanciaron aún más del grupo. Alonso ha mantenido en los últimos años una fría relación con varios componentes de la selección, incluso con sus compañeros de equipo. En el diluvio de clásicos entre Real Madrid y Barcelona, cuando Mourinho aún mandaba en el Santiago Bernabéu, Alonso se distanció con jugadores como Xavi, Iniesta, Busquets o Cesc e incluso con Casillas tuvo sus diferencias. Después de sus palabras en Río de Janeiro, evidencia su distancia con respecto al resto.
Alonso se explicó en la Cadena Ser y quiso puntualizar alguna de sus frases. «Cuando hablaba de falta de hambre no hablaba de falta de compromiso, ni de ganas, ni de cohesión en el grupo, sino de que en los partidos no habíamos conseguido esa intensidad competitiva que en estas fases finales necesitas», argumentó.
Sin Álvaro Arbeloa en la dinámica de la selección, su íntimo amigo y que le defendió sin citarle en Twitter, Alonso ha negociado el Mundial desde la soledad. Apenas tenía con quien hablar más allá de Fernando Torres, Pepe Reina, Raúl Albiol o Juan Mata, aunque él niega malas relaciones. «Este vestuario siempre ha sabido estar a las duras y a las maduras y en estos momentos complicados hay que saber vivir de la mejor manera posible. Mi relación con todos es muy buena y no tengo ningún problema con nadie», sostuvo.
En el entrenamiento del viernes, Alonso mantuvo una charla con Del Bosque sin que trascienda el contenido. Rostros serios y algún gesto, pero poco se sabe. «Lo que hemos hablado se queda entre nosotros», apuntó el madridista, que dice que su opinión es compartida por varios compañeros. «La sensación es parecida, no hemos estado al nivel. Nos ha faltado esa tensión necesaria».
Esta será su última cita con la selección. Acabará en un Mundial, en el peor Mundial de España desde hace muchísimo. Defendía estrella y se ha apagado antes incluso del tercer partido. Y Alonso representa ese deterioro. Se va un clásico, un futbolista centenario.