SAO PAULO (Reuters) - Finalmente, Brasil despertó. Y un precepto repetido hasta el hartazgo también se volvió realidad: esta selección es otra cuando tiene un poco de espacio.
Después de una primera ronda en la que cosechó más críticas que elogios pese a que ganó su grupo, la selección brasileña mostró su mejor cara el viernes en el triunfo 2-1 contra Colombia por los cuartos de final del Mundial.
La victoria se produjo ante un equipo que salió a buscar el partido, a diferencia de la mayoría de los rivales anteriores de Brasil, regalándole espacios al "scratch" en la mitad de la cancha, algo que tampoco había pasado en los encuentros previos.
El Brasil que dejó el campo de juego entre vítores de 60.000 hinchas enloquecidos en la estadio Castelao de Fortaleza nada tuvo que ver con el que hizo sufrir a sus seguidores el fin de semana al ganarle por penales al aguerrido Chile, un equipo que mordió, ocupó espacios y corrió cada pelota con una vehemencia pocas veces vista.
Brasil dejó en claro que el equipo cambia radicalmente cuando lo dejan jugar. El local abrió el marcador en su primer remate al arco, a los 6 minutos, con un tanto de Thiago Silva a la salida de un tiro de esquina.
Aunque Colombia atacó y buscó el gol por intermedio de James Rodríguez y Juan Cuadrado, Brasil se movió con comodidad en el campo de juego e inclinó la cancha contra el área del equipo "cafetero".
Paulinho, un jugador que había sido titular en el inicio del Mundial pero después perdió su lugar en el equipo, se mostró muy movedizo y le creó problemas a Colombia en el centro del campo, generando oportunidades para que Neymar hiciera su magia con el balón.
El delantero del Barcelona, apagado en otros partidos pese a sus cuatro goles marcados, se movió por todo el frente de ataque y tuvo buena conexión en el juego con sus compañeros.
Oscar, otro jugador muy cuestionado por su nivel, mostró su mejor cara ante Colombia.
"Hoy jugamos mejor el balón, creamos más situaciones de gol", dijo el mediocampista del Chelsea a la televisión local tras el partido. "Hoy jugué por varios jugares de la cancha, el entrenador me tiene confianza".
Brasil tuvo el balón durante el 59 por ciento del primer tiempo, en el que remató 10 veces al arco.
Y otro cambio vital en el juego de Brasil pareció ser la entrada de Maicon por Dani Alves. El jugador de la Roma, de 32 años, transformó la defensa brasileña, que se vio mucho más sólida que en los encuentros anteriores.
Alves pasaba mucho al ataque pero volvía poco, dejando desbalanceada a la zaga brasileña.
El cambio de fórmula del entrenador Luiz Felipe Scolari dio sus frutos, ya que Maicon se preocupó por clausurar su sector al ataque colombiano y fue más medido para cruzar el centro del campo.
Brasil sufrió tras el descuento de Rodríguez de penal a los 79 minutos, pero tras un par de sobresaltos recuperó el aire en el final y se impuso con justicia.
Resuelto el problema del ataque y la creación, ahora Scolari deberá ponerse a pensar de nuevo en la defensa, pues su capitán Thiago Silva no podrá jugar ante Alemania en semifinales tras sumar su segunda tarjeta amarilla.
Y no sólo eso. Brasil entero estará también pendiente de la evolución de Neymar, que abandonó la cancha a los 88 minutos en una camilla, tras recibir un fuerte golpe en las espalda.