El domingo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, Messi aparecerá ante un equipo alemán que ha frustrado dos intentos previos de Argentina de llevar el trofeo a su país por tercera vez.
Messi ha ganado todo con su club, el Barcelona: seis títulos de la liga de España y tres de la Liga de Campeones junto con varias Copas. En el aspecto individual, ha sido coronado jugador mundial del año en cuatro ocasiones y rompió varias marcas como goleador.
Pero para su país ha evadido hasta ahora el premio final. Una medalla de oro en los Juegos Olímpicos en el 2008 y un Mundial Sub-20 en el 2005 pueden contar pero la historia es la de siempre: si Messi quiere entrar en la misma categoría que su compatriota Diego Maradona y el brasileño Pelé, necesita ganar un Mundial.
Maradona fue la estrella de Argentina cuando conquistó su segundo Mundial en 1986, anotando cinco goles y creando muchos de ellos con actuaciones memorables.
Pelé ganó tres Mundiales con Brasil, en 1958, 1962 y 1970, y aunque las habilidades de Messi y sus logros a nivel de club lo han puesto cerca de los dos grandes sudamericanos, le queda todavía que ganar el trofeo principal.
Messi acababa de cumplir 19 y estaba saliendo de una lesión cuando Argentina fue eliminada en penales en los cuartos de final del Mundial 2006 por Alemania.
Cuatro años más tarde en Sudáfrica, Alemania terminó nuevamente con las esperanzas argentinas con una aplastante derrota 4-0 y Messi salió del torneo sin haber anotado un gol.
Ahora a los 27, Messi tiene la oportunidad de hacer pagar a los alemanes por esas dos derrotas y, al mismo tiempo, terminar con las discusiones sobre su aporte a la selección nacional.
En Brasil, Messi es considerado no solo la estrella de Argentina, sino su líder en la cancha, ya que ha respondido a la marca con pases profundos, aportando inspiración y creatividad desde detrás del delantero Gonzalo Higuain.
Messi puso su marca en el partido inaugural del Grupo F ante Bosnia con una buena definición en el segundo gol de su equipo, luego de ayudar a crear el tanto de apertura en la victoria 2-1.
En el segundo encuentro de Argentina, un apretado choque frente al determinado Irán, Messi ganó el partido con un remate brillante en tiempo extra.
Otros dos goles siguieron en el 3-1 ante Nigeria y en los octavos de final, ayudó a Angel Di María a marcar la victoria ante Suiza. Mostró confianza y liderazgo cuando convirtió exitosamente el primer penal en la semifinal contra Holanda.
Con Alemania indudablemente será marcado de cerca, pero es el escenario perfecto para reclamar su lugar entre los grandes.
