FIFA.COM - Puede que el dato resulte sorprendente, pero cuando el próximo martes el árbitro señale en Belo Horizonte el comienzo del esperado duelo de semifinales de la Copa Mundial de la FIFA 2014™, será tan sólo la segunda vez que Brasil y Alemania se vean las caras en un Mundial. Para el recuerdo ha quedado el primer choque entre ambas selecciones en la final de Corea/Japón 2002, hace ahora doce años, un choque del que el combinado brasileño salió vencedor (2-0) y que le valió su quinto y hasta ahora último título de campeón del mundo.
Uno de los protagonistas de aquel partido disputado en Yokohama fue Dietmar Hamann. A sus 40 años, el antiguo mediocampista del Bayern de Múnich, FC Liverpool y Manchester City, 59 veces internacional con Alemania, se midió durante los 90 minutos de la final con Ronaldo, Ronaldinho, Rivaldo y compañía. Hamann concedió una entrevista en profundidad a FIFA.com.
Señor Hamann, ¿qué le pasa hoy por la cabeza cuando ve la camiseta amarilla de la Seleção?
Tengo que reconocer que las sensaciones han sido cada vez positivas. Me gusta el fútbol que practica Brasil, y disfruto viendo sus partidos. Los brasileños han sido siempre sinónimo de juego vistoso y entretenido. Aunque en este Mundial no están jugando al estilo sudamericano, en mi opinión, sino más bien a la europea.
¿Tiene clavada todavía la espinita de la final perdida en 2002 contra Brasil?
No creo que sea el caso. Evidentemente, le di muchas vueltas a la derrota durante un par de meses, pero pasados dos o tres años la había olvidado casi por completo. Casi nunca pienso ya en aquel partido.
Pero cuando le viene a la memoria, ¿qué es lo que recuerda?
Recuerdo que estuvimos a la altura, y que poco nos faltó para ganar. Evidentemente, fue una lástima que la acumulación de tarjetas impidiera a Michael Ballack disputar el encuentro, porque atravesaba en un momento de forma excelente. Me acuerdo de Ronaldo, autor de los dos goles de la final y máximo goleador del torneo. Además, tenía en su equipo gente extraordinaria: Rivaldo, Ronaldinho, Roberto Carlos, Cafú… Pero él marcaba la diferencia, y durante muchos años fue el mejor.
Entonces, ¿no siente ánimo de revancha en vísperas del duelo del martes?
Si le digo la verdad, no. Sí tengo ganas de que llegue el partido, porque creo que puede ser fenomenal.
¿Qué diferencias ve entre la selección alemana de 2002 y la de 2014?
El nuestro era un equipo eficaz, un equipo que carburaba, pero ni de lejos teníamos la clase de los jugadores de hoy. La creatividad corría a cargo casi exclusivamente de Bernd Schneider, y como mucho también de Torsten Frings, que ocupaba el lateral derecho. Y punto. Hoy tenemos a Mario Goetze, a Mesut Oezil, a Toni Kroos, a André Schürrle, a Bastian Schweinsteiger… incluso a Marco Reus, que por desgracia se ha perdido esta fase final por lesión; cinco o seis jugadores capaces de generar ocasiones. Nosotros éramos un equipo sólido, con una defensa fiable, y por detrás teníamos a Oliver Kahn. Ganábamos los partidos manteniendo la puerta imbatida y marcando si acaso un tanto. El equipo actual tiene calidad suficiente para marcar cinco o seis goles si es necesario.
¿Qué ha pasado en estos doce años?
La asociación alemana se ha movido mucho para cambiar varias cosas en lo tocante a formación y promoción de nuevos talentos. Parece que funciona, y que avanzamos por el camino correcto. Habrá que ver si se mantiene durante los próximos diez años. De momento, sin embargo, tengo que decir que cualitativamente ésta es la mejor selección, y eso que además de Reus tampoco están en ella ni Ilkay Gündogan ni los gemelos Sven y Lars Bender.
Las selecciones alemanas de antaño se caracterizaban por su espíritu combativo y su ansia de victoria. ¿Reconoce esas cualidades en el combinado actual?
En ese sentido estuvieron muy bien ante Francia. Dieron la sensación de ser un equipo compacto. Me impresionaron mucho, la verdad. Aunque también es cierto que en estos últimos seis u ocho años me ha pasado a menudo. Cuatro veces han tenido oportunidad de ser campeones del mundo o de Europa, y las cuatro se les han escapado. Ahora todo depende de su fuerza de voluntad, de su mentalidad. Creo que este equipo alemán está más preparado que nunca.
¿Le parece que los alemanes ya han llegado a su nivel óptimo de juego en esta Copa Mundial?
Siempre es posible jugar mejor, qué duda cabe. Pero ante Ghana y Argelia fueron capaces de soportar la presión, y frente a Francia dominaron durante 90 minutos el partido contra la que hasta entonces había sido la selección más imponente del torneo. Quizá no están todavía al cien por cien, pero tampoco Brasil parece estarlo. Alemania está preparada, y no hay motivos para temer a la Canarinha.
Brasil jugará sin su gran estrella, Neymar...
Es una verdadera lástima, para él y para la competición. Los alemanes contra Neymar… ¡Menudo duelo! Brasil tiene que encontrar ahora a alguien capaz de ocupar su puesto en el equipo y asumir sus responsabilidades. Yo veo a Hulk el más capacitado para ello. Pero echarán en falta las pinceladas de genio de Neymar, eso seguro. Habrá que ver si aun así son lo suficientemente potentes en ataque como para poner en aprietos a Alemania.
Es posible que el partido llegue a la tanda de penales, una suerte que tradicionalmente a Alemania se le ha dado bastante bien. ¿Qué hace a los alemanes tan efectivos?
[risas] No lo sé. ¡Ni idea! En principio, cualquier futbolista debería estar en condiciones de clavar un balón en la red desde once metros. Pero claro, una tanda de penales (y más en la fase decisiva de un méximo campeonato) es una situación muy distinta, con muchísima presión. Quizá se deba a nuestro temple. Hay que mantener la cabeza fría, dejar de lado las emociones. Hay que ser capaz de desconectar momentáneamente de todo. Puede que se nos dé mejor que a otras naciones.
¿Y cuál es hasta ahora su impresión general del Mundial de Brasil?
Estoy encantado. Para empezar, los equipos supuestamente pequeños han saltado al campo a ganar sus partidos, en lugar de intentar no perderlos. La distancia con las grandes potencias del fútbol es cada vez menor, eso está claro. Creo que no volveremos a ver marcadores tan abultados en un Mundial como el 8-0 con el que vencimos a Arabia Saudí en nuestro primer partido de 2002. Luego está el magnífico fútbol de ataque que estamos viendo en Brasil: ¡la cantidad de goles que ha habido hasta ahora! Y por último, me parece que la calidad del arbitraje es altísima. Puede que sea la mejor Copa Mundial de cuantas recuerdo. Ahora nos esperan dos espléndidos partidos de semifinales: estoy seguro de que aún puede ir a mejor.