BELO HORIZONTE Brasil (Reuters) - La selección francesa de fútbol puede haber sorprendido a más de uno al aparecer como una de las candidatas a ganar el Mundial, pero el viernes enfrentará su mayor desafío cuando se mida con Francia, en un choque entre dos pesos pesados por los cuartos de final en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.
Para el entrenador de Francia, Didier Deschamps, el pasado no cuenta, pese a las derrotas en las semifinales de los Mundiales de 1982 y 1986 frente al equipo germano.
Pero la prensa francesa está usando insistentemente la palabra "Angstgegner", el término que se refiere a una bestia negra, por lo que Deschamps debe afrontar el temor de todo un país si quiere restaurar la preeminencia de su selección a nivel mundial conseguida en 1998.
Francia, que ha marcado 10 goles en cuatro partidos en Brasil, ya ha dado un gran paso para restaurar la confianza de sus hinchas tras la debacle en el Mundial del 2010, cuando el equipo quedó eliminado en la primera ronda envuelto en polémicas y una revuelta del plantel contra el entrenador.
Alcanzar los cuartos de final es un buen logro, pero medirse con Alemania en esta instancia es una motivación suficiente.
Aun así, los recuerdos de las dos semifinales mundialistas previas son muy malos.
En 1982, Francia ganaba 3-1 pero recibió dos goles y perdió en la definición por penales.
Además de la derrota, una fuerte entrada del arquero alemán Toni Schumacher contra el francés Patrick Battiston, a quien dejó inconsciente y con varias lesiones, hizo que el recuerdo de ese partido sea incluso más amargo.
Cuatro años después, Alemania volvió a frustrar los sueños franceses con un triunfo 2-0 en México.
Deschamps se ha negado a hablar de esos partidos con su plantel, al señalar que "si mis jugadores no habían nacido en ese momento, no habían nacido. No tiene sentido hablarlo".
"No debemos dejar que nuestra confianza se convierta en arrogancia", dijo el entrenador a periodistas.
"Los futbolistas tienen derecho a soñar. Todos pueden soñar, pero yo soy un hombre pragmático y realista. La realidad es que el viernes debemos jugar con Alemania", agregó Deschamps, que nunca perdió un partido mundialista como jugador o entrenador.
UN GRAN DESAFIO
Por su parte, Alemania quiere dar un nuevo paso para volver a levantar la Copa, algo que el equipo no logra desde 1990. En los últimos dos mundiales estuvo cerca, pero perdió en semifinales.
Tras una sufrida victoria 2-1 sobre Argelia en octavos de final, Alemania afronta el creciente clamor de sus hinchas para poner fin a la sequía.
"Uno se encuentra con este tipo de partidos en un Mundial, y lo que hay que hacer es salir adelante. No se puede jugar bien siempre", dijo el entrenador Joachim Löw.
La gran sombra sobre el equipo es la floja defensa y la manera en que Alemania reaccionará en el que será, sin dudas, el mayor desafío que afronta en lo que va del torneo, con Karim Benzema, Olivier Giroud y Antoine Griezmann presentando muchas más dificultades que los "Zorros del Desierto".
"Tenemos que hacerlo mucho mejor contra Francia", dijo el entrenador, quien podría retrasar al capitán Philipp Lahm desde el mediocampo a su posición habitual de marcador central.
Alemania deberá mejorar si quiere cambiar su historia reciente ante Francia, equipo al que solamente le pudo ganar una vez en siete partidos desde 1987, con cinco derrotas incluidas.